El canto, la danza, la corporalidad teatral, la mímica, el sexo, son parte del lenguaje, igual que lo son el lenguaje natural, el lenguaje poético, el lenguaje narrativo, el lenguaje prosaico, el lenguaje irónico, el lenguaje metafórico entre otras expresiones. En el derribamiento mitográfico cultural no pueden existir disociaciones en la vida cultural, sus medios de subsistencia y sus ecogeocoordenadas. Parece simple asumir las peculiarades del lenguaje en sus mayores, medias, menores, extrapoladas y distintivas formas. Sin duda, adentro y afuera de este prosaísmos,

Dicen quienes saben que no hay que crear centros. Creo que sí hay centros, como el ki asiático. Hay centros también que trascienden nuestras geografías inmediatas. Los centros no tienen exclusivamente la función que desarrollan en las sociedades postindustriales capitalistas. Creo, además, que la postmodernidad ya huele a cadáveres. Fui una especie de creador postporno también, ideando la pornopoiesis entre 2010 y 2015. En mi adolescencia tardía y mi juventud temprana quedé en trauma de éxtasis al visitar Coyoacán por distintas formas, rutas, espacios, lugares. No será igual decir España que Castilla tampoco en las posibles diacronías totales, infinitas y vivas, no siempre perdurables. Las litografías culturales son expansibles en el espacio y el tiempo, por más nimia que sea su memoria. También hay que derivar el mito de la virtualidad electrodigital informática sin asumir que existen distintas formas de virtualidades en el lenguaje como el mito, el símbolo, el canto, la teatralidad corporal, el geoaprendizaje y sus relaciones ecosistémicas, entre otras que no son, derivando el mito de una virtualidad como lo escrito, exclusivas del alfabetocentrismo y sus grafolectos multiétnicos.

Quiero hacer un agradecimiento público a Mónica Villegas de Chihuahua, estudiante en la URSS y discípula de mi madre. Otros de sus discípulos participaron de nuestra educación, a quienes deberé ir agradeciendo también, como Carolina de Sonora, Yolanda de Ciudad de México y Paty del Paso, estas dos amigas inseparables como Marcela Toscano de Cuernavaca y Maren Von der Borsch de Sonora. De todos esos sitios soy también. Biblio