



La experiencia de la música electrónica puede ser en ocasiones aterradora y en otras liberadora. Muchas personas no disfrutan esos ruidosos beats y otros se movilizan fascinados por los loops, transiciones y mezclas. Lo realmente difícil estriba en la comprensión más allá de los rituales que la acompañan de este género musical. Aquí subsisten, como siempre, elementos de la cultura popular más honda y arraigada, junto a formas culturales más sofisticadas, cultas y derivadas de la magia y asombro del ruido tecnologizado. Lo más equiparable en muchos casos es un símil con la música sinfónica, corta en ocasiones, extensa otras, pero en una readaptación sonora que raya tintes urbanos, nostálgicos, muchas veces oscurecidos o en otras al borde de la iluminación. Esa es la experiencia dance y electrónica que subsiste y deberá subsistir al paso de los tiempos. No en valde el beat lo aprovecharon y usaron los reggetoneros, la música banda mexicana, muchas formas musicales que lo distinguieron herramienta vital y válida para su función primordial: la rítmica.
El escenario francés electrónico
Es imposible hacer omisión de la escena electrónica francesa que desde antes del fin de siglo XX nos viene dando los frutos de una macerada y madura forma musical. Daft punk, Modjo, Justice, son claras muestras de un auge impulsor que nos deja mucho buen sabor de boca. Esa finesa, ese toque, ese ensamble siempre genial y por lo común en una lógica de seducción, trance, combinatorio del cuerpo y el alma, no solo con lo que nos pueda dar una Psychodelic trance más duro y fortalecido, más desgarrador y devastador, sino en sintonía con lo que tiene cierta aspereza y ritmo duro, al lado de una ternura, una vaivén y oleaje sofisticado, líquido, emotivo.











Mezerg es genial. Un tipo alto, simpático, carismático, auténtico, excéntrico y proclive a incendiar el escenario. Un músico tenaz, disciplinado, un conquistador de la atmósfera, un verdadero jinete del teclado. Su show no vale por la postproducción, vale por sus años dedicados al trabajo, a la construcción de un estilo, a la unicidad de su musicalidad, su sonido, incomparable, explosivo y sutil, asombroso. Un recinto en Ciudad de México como el Indie Rocks que alojó la llegada de Mezerg en su gira Live 25: North America & Europe Tour en el único sitio latinoamericano que visitó en ella.
Mezerg en redes sociales
Experiencia de poder en la Techno Tenochtitlán


Bailar, gritar, saltar, entre luces y claroscuros emocionantes. La vivencia experimental de Mezerg es desbordante sin ser perturbadora, con tintes de ternura y de arrebatos sublimes. Preguntarse ¿qué onda? en el fondo permite responder que las banderas ondan, el verbo onda, Mezerg también. Un cúmulo certero de adrenalina, pasión, disfrute. Una Techno Tenochtitlán que nos invitó a ser testigos y espectadores de la hecatombe musical Mezerguiana. No nada más como sinfonía colorida y visual, sino particularmente como invitación a sentir vibrar la música, los beats y la batería natural, un suave escándalo en el corazón que despertó en signos de sincera entrega al auditorio. La ciudad de los Palacios nos arrebata un trozo de memoria para depositarla en Mezerg, algo que pocas veces puede olvidarse, que merece el recordatorio de lo valuado en algo más que costos monetarios. Una experiencia vital.



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