Rómulo Pardo Urías
Este ensayo fue elaborado para la Experiencia Educativa México Antiguo impartida por el catedrático Pedro Jiménez Lara, escrito junto con José Manuel Montano Olivares.
1.2.1 INTRODUCCIÓN
A continuación se ofrecerá un balance parcial referente a algunos aspectos sociopolíticos de la cultura mexica, la triple alianza entre Texcoco, Tenochtitlán y Tlacopan, así como rasgos propios de este grupo mesoamericano del período posclásico. La comprensión del devenir histórico mesoamericano hasta la caída de México Tenochtitlán en 1521, a manos de los conquistadores españoles encabezados por Hernán Córtes, marca el fin del período que comprende el México antiguo y la predominancia cultural de los diversos grupos prehispánicos en el área cultural mesoamericana. Sin optar por otra hipótesis de trabajo que la exposición de los elementos que permitan una comprensión cabal del valor de la guerra y la transición de sociedades teocráticas a otras de carácter militarista, después de la caída de Teotihuacán, cabe destacar que una constante en la conformación cultural de la región mesoamericana (figura 1) fueron las migraciones de distintos grupos étnicos, que fueron conformando una raigambre y un mosaico multiétnico complejo, el cual derivó en sistemas y redes comerciales, alianzas políticas, el establecimiento de centros urbanos y el desarrollo de sociedades complejas, estratificadas, con sistemas productivos agrícolas, artesanales, una clase sacerdotal, una clase noble y una clase popular, entre otras características.
Sin lugar a duda una de las inquietudes primordiales al abordar este tema estriba en el establecimiento de una secuencia cronológica y el desarrollo histórico de los grupos mexicas que se instalaron en la zona lacustre del Valle de México y que para el siglo XV estuvieron en condiciones de aliarse con Texcoco y Tlacopan después de haber derrotado a Azcapotzalco. Por esta razón parece primordial hacer una delimitación histórica de al menos los siguientes aspectos: 1) ¿cómo sucede la transición de las sociedades teocráticas a las sociedades militaristas? 2) ¿cuáles son los cambios en el régimen social, cultural, económico y político que se efectúan con esta transición? 3)¿cómo se conforman históricamente los grupos mexicas? y 4)¿cuál es el recorrido de los mexicas hasta la triple alianza?
Establecidos estos puntos su desarrollo permitirá, en un momento posterior, adentrarse más a profundidad en cuestiones específicamente militares, relativas a la guerra y a las actividades y complejo sistema de relaciones sociopolíticas al interior de los aztecas, que les permitieron, a lo sumo, el desarrollo de un régimen de dominación y expansión, conformando así su carácter guerrero y la consolidación de los territorios tributarios anexados al dominio ejercido por Tenochtitlán.
1.2.2 UNA SECUENCIA HISTÓRICA NECESARIA
Dentro de las peculiaridades en el proceso histórico que va de la caída de Teotihuacán en el año 650, pasando por el esplendor maya del siglo VII y la presencia de grupos importantes como la cultura Tajín en el Golfo de México que concluyen, en ambos casos, hacia el año 900 de nuestra era, se localiza la transición que va del período clásico tardío (650-900 d.c.) al período posclásico temprano, marcado por la presencia y consolidación de la ciudad de Tula, Hidalgo, cuyo lapso vital abarca desde el año 900 hasta el 1200 d.c. Cabe mencionar que la influencia teotihuacana, como comenta Pablo Escalante Gonzalbo, concluyó su expansión por Mesoamérica hacia el año 700 d.c. En este sentido resulta importante notar una serie de migraciones e intercambios sustentados tanto en la influencia teotihuacana como en la influencia maya, influenciando así la región del altiplano central y la costa del golfo de México. En este punto es crucial comprender que “los reinos del posclásico buscaron estabilizar y administrar la situación de conflicto por medio de alianzas y acuerdos diplomáticos”[1] en donde se marca un cambio de régimen tanto político como económico, en la transformación que Eric Wolf denomina como el cambio de las sociedades teocráticas a las militaristas. Se suscita, por tanto, un giro notorio en todos los sentidos dentro de la vida mesoamericana, siempre que “la lealtad religiosa y el comercio ya no son las fuerzas principales que tienden a realizar la cohesión social. La guerra y la expansión militar, por una parte, la agricultura intensiva y la expropiación de los excedentes en forma de tributo, por otra, fueron las notas características de este nuevo período”[2], en donde las alianzas políticas pueden ejemplificarse con la triple alianza de Chichén Itza-Uxmal-Mayapán, Ihuatzio-Pátzcuaro-Tzintzuntzan y Tenochtitlán-Tetzcoco-Tlacopan[3].
En el contexto de estos cambios se inscribe el nuevo modelo de ciudad ejemplificado por Tula y el auge de la cultura tolteca en el altiplano central, con quienes se perfila una tendencia guerrera, a la par que civilizada y urbana, bajo el culto a Quetzalcoatl y el mito de la ciudad de Tollan, como ejemplo y modelo de la vida civilizada y la tradición tolteca. Este mito constituye uno de los argumentos principales para la legitimidad política de los grupos dominantes posteriores, pues se trata de la raíz cultural tolteteca, en tanto significa hombres sabios y civilizados “persona que vive en la ciudad dentro de una sociedad cívica”[4], agrícola y sedentaria. Pero esta urdimbre mítico-cultural tolteca no será la única matriz de la cual se desprenda la nueva configuración militarista, sino que estará combinada con el factor implicado en las migraciones de los grupos chichimecas, nómadas, guerreros, cazadores, quienes entrarán en contacto estrecho con los habitantes de Tula, para desempeñar labores de mercenarios. Este intercambio se vio favorecido por la movilización de la frontera septentrional que delimitaba las zonas agrícolas de las zonas de caza y recolección, que bajo la caída de Tula sufrió cambios importantes. De ahí que un grupo chichimeca como los mexicas lograran ubicar su historia a partir de su herencia tolteca, en tanto factor civilizado y de legitimidad política, y de su herencia chichimeca, en tanto pueblo guerrero, superior a los pueblos campesinos. Pero la migración de los chichimecas de Aztlán, como los llama Eric Wolf, es la última migración chichimeca al interior del valle de México. Al respecto cabe mencionar, siguiendo a Walter Krickeberg, que
La época “chichimeca” de la altiplanicie dura hasta el año de 1430. En su aspecto político, cae bajo la supremacía de tribus nahua, principalmente de los rivales tepaneca y acolhua sobre las márgenes occidental y oriental del antiguo lago de México, para terminar finalmente en la época azteca después de que los reyes de la ciudad azteca de Tenochtitlán, fundada en 1325 sobre islas en medio del lago, habían conquistado la supremacía y se habían coaligado con los acolhua de Texcoco[5].
1.2.3 EL PUEBLO MEXICA Y SU EVOLUCIÓN
El pueblo mexica encuentra su origen, tanto mítico como histórico, en el sitio llamado Aztlán, al norte de Mesoamérica. Dado que no es factible por el momento establecer la discusión sobre el papel real o mítico de esta primer referencia, nos conformamos con aceptar como punto de partida la peregrinación desde Aztlán de 7 grupos mexicas distintos: Yopica, Tlacochcalca, Huitznáhuac, Cihuatecpaneca, Chalmecam Tlacatecpaneca e Izquiteca[6]. En este punto seguimos la lectura de Jesús Monjaras-Ruiz, cuando especifica claramente que “el inicio del recorrido de los mexicas en busca de un asentamiento definitivo fue consecuencia de una serie de factores demográfico-ecológicos que repercutieron en la organización política del estado tolteca causando su destrucción”.[7]
Conectados estrechamente con Tula, los distintos grupos mexicas ostentaban diversos conocimientos y oficios, como la pesca, la agricultura y la guerra, y constituían, además, una asociación de múltiples grupos étnicos, lingüísticos y culturales, que fueron separándose gradualmente entre sí y mezclándose con otros pobladores. La peregrinación mexica abarca un primer momento con la caída de Tula y concluye con la fundación de Tenochtitlán, asentamiento último y definitivo de este grupo cultural.
En el transcurso de dicha peregrinación se separan de los mexicas los grupos tarascos y los malinalcas, Los primeros por diferencias étnico-lingüístico-culturales; los segundos por un pleito entre Huitzilopochtli y Malinalxóchitl. Es importante destacar que el grupo mexica fue heterogéneo tanto étnica como lingüísticamente, cuyas diferencias correspondían a distintas especializaciones de oficios y labores.
El primer sitio donde se instalan, una vez en el valle de México, es en Chapultepec, pero son expulsados por Cópil, hijo de Malinalxóchitl quien busca restablecer el honor de su madre frente a los mexicas, aunque pierde la vida en el intento. En este punto, Eric Wolf mantiene clara la periodización del ascenso al poder de los mexicas desde tres etapas distintas que son: 1)enlistados en los ejércitos toltecas tepanecas de Atzcapotzalco entre 1367 y 1418; 2) aliados con los acolhuas de Tetzcoco desde 1427; y 3) una vez derrotados los tepanecas de Atzcapotzalco cuando se crea la triple alianza entre Mexicas de Tenochtitlán, Acolhuas de Tetzcoco y Tepanecas de Tlacopan. Sin embargo, previo al asentamiento en Tenoctitlán los mexicas sufren una serie de vicisitudes dentro del Valle de México, en donde “constituyeron un peligro para la correlación de las fuerzas político militares en ese momento”[8].
El asentamiento definitivo en Tenochtitlán corresponde a la conclusión de la peregrinación mexica, en donde han acontecido intercambios matrimoniales con otros grupos del Valle, como es el caso de Culhuacan, mientras que la hegemonía política y militar se encuentra en otros centros, como Azcapotzalco.
En tanto factor de incidencia económica, política y social, es sumamente relevante la división en calpullis, heredada desde los tiempos de Aztlán y que conforma la distribución social del trabajo, en el caso de los macehuales, y la conformación de corporaciones y unidades productivas. Al respecto consideramos pertinente el comentario de Walter Krickeberg cuando menciona que: “En Tenochtitlán había veinte (y en Texcoco doce) clanes patrilineales que estaban integrados por numerosas familias consanguíneas y que eran simultáneamente grupos locales, puesto que cada grupo ocupaba un distrito determinado de Tenochtitlán”.[9]
Estos clanes eran los calpullis (o “casas grandes” o barrios para los españoles) y cada uno poseía sus tierras que eran repartidas entre sus miembros sin adquirir derechos de propiedad sobre ella. Cada calpulli contaba con un jefé civil (calpolec) y un jefe militar o hermano mayor (tiacauh). Así mismo existía un gran consejo con los jefes de los calpullis y la máxima autoridad era el tlatoani (el que lleva la voz). Una vez fundada Tenochtitlán, los mexicas buscaron a un tlatoani en Culhuacan, siendo el primer tlatoani Acamapichtli (Figura 2) .
1.2.4 ASPECTOS SOCIOPOLÍTICOS DEL GRUPO MEXICA EN EL CONTEXTO DE LA TRIPLE ALIANZA
La sociedad mexica puede caracterizarse como un sistema de clase para la existencia de un grupo dominante y otro dominado, con una desigualdad de acceso al poder y a la riqueza. La sociedad mexica ha de ser definida como una sociedad estamental donde se diferenciaba una nobleza por linaje y nacimiento del resto de la población. Los nobles eran llamados en náhuatl pipiltin. Esta clase social se reservaba una serie de privilegios, que le estaban prohibidos al pueblo, integrado por los macehualtin, cuya función era fundamentalmente productiva. El reconocimiento legal de unos derechos exclusivos y la reproducción social por linaje definen a la clase dominante mexica.[10]
La principal fuerza del poder económico de la clase dominante residía en su control sobre la tierra y el trabajo de los grupos dominados (macehuales), obtenido por herencia o por conquista ya que, tras cada victoria sobre otra unidad política y militar, el vencedor hacia un reparto del botín de guerra entre sus nobles principales y los guerreros más destacados en el campo de batalla. La clase sometida estaba obligada a dar periódicamente a sus señores un tributo en forma de trabajo y mercancías diversas. La clase dominante controlaba de una manera muy estricta, las principales formas de producción económica: la agricultura, el tributo y el comercio.
La nobleza mexica era una clase guerrera que basaba su posición preeminente en el ejercicio monopólico de la violencia además de generar una ideología que se basaba en su posición a través de un conjunto de mitos, rituales y tradiciones cuya principal función era legitimar y solidificar el orden social estamental imperante en esta sociedad.
En un gran contexto, la categoría social de un tlatoani estaba determinada por la posición e importancia de su altepetl en el ámbito regional. Junto al tlatoni encontramos a un segundo mandatario de alto rango, que recibe el título de cihuacoatl y que suple en sus funciones al tlatoani en las circunstancias que sean necesarias y al suplirlo adquiere las mismas atribuciones.
Otro rango que se encuentra en la nobleza mexica es el de tecutli, traducido como “señor” que solía encontrarse en cargos diversos dentro de la organización estamental. A estos les correspondía el mando de la teuccalli o casa de la jefatura, servida por un grupo de macehualtin. En otras ocasiones ocupaban el puesto de jueces, embajadores o funcionarios, además de hacerse cargo de toda la gente sujeta a su jefatura. En el ejercito el sistema encontrado de organización fue el siguiente: se encontraba a cargo de tres jefes militares, el Tlacochcalcatl, el Tlamacazqui y el Mexicatl Teohuatzin. En la esfera comercial encontramos como dirigentes al Acxotecatl y al Pochteca tlailotlac (Figura 3).
Por lo que respecta a los individuos de clase baja, los medios para escalar socialmente eran sobre todo los méritos guerreros o una gran habilidad en el comercio. Sin embargo, otra manera en que la población podía ascender respondía a su relaciones de parentesco con la punta de la pirámide social, es decir, una mayor o menor cercanía con el señor de mayor rango.
La primordial unidad del mundo mexica es el altepetl “agua-cerro” que según el contexto puede traducirse como pueblo o ciudad. Un altepetl surge del asentamiento de un grupo en un territorio.
La existencia de un altepetl conlleva la ubicación de un centro urbano, residencias de la elite y una ubicación de los edificios y espacios sociopolíticos que de muchas maneras simbolizan su poder y autoridad, como el tecpan o palacio sede del tlatoani, el tiyanquiz o mercado, el teocalli o templo, que rinde adoración a una deidad imperante en la sociedad.
El territorio del altepetl reúne a una zona rural donde las tierras propiedad de la elite son trabajadas por la clase baja, quienes periódicamente acuden al centro urbano a entregar su producción y a colaborar en los servicios designados por los nobles.
Otra posibilidad de aglutinación del altepetl, en un nivel superior, fueron las confederaciones o alianzas de ciudades como la Triple Alianza que conformo el imperio mexica, en las cuales se conjuntaron tanto poderes militares, como ideologías y economías diversas. En este ámbito la comformación piramidal designada por Pedro Carrasco pone énfasis en la jerarquización del sistema.
Con una primera visión podemos ver el gran conjunto de tradiciones mexicas las cuales nos hablan de ciertas migraciones de grupos en búsqueda de un territorio en donde asentarse, para posteriormente fundar un altepetl.
1.2.5 LOS SISTEMAS DE SUCESIÓN DINÁSTICA
Por otra parte, en el acceso a un cargo hereditario de un tlatoani, dos son los sistemas de sucesión que existieron en los tlatocayotl mexica: uno era el de herencia lineal y otro que denominaremos sucesión colateral. Empezaremos describiendo la sucesión lineal de padre a hijo. Esta era la forma de sucesión más extendida entre la sociedad mexica. En ella el sucesor habría sido designado previamente por el anterior tlatoani o bien por un consejo integrado por los principales, los cuales escogerían entre el grupo de tlazopipiltin o hijos de tlatoani. En otro caso, el sistema de sucesión colateral, consiste en la herencia del cargo de un padre a varios de sus hijos sucesivamente, para luego seguir la línea de los hijos del primero de ellos[11]. Cabe señalar que cualquiera que fuera la forma de designación sucesora, ésta estaba sujeta a un importante factor que era la categoría social y la procedencia de la madre, factor que influiría determinantemente en la escala política que se le presentase al interesado.
En el casamiento si ambos esposos pertenecían a un mismo linaje, esto significaba la consolidación del poder político y económico de ese linaje. El tlatoani dominante tomaba en matrimonio a mujeres de una dinastía gobernante en un lugar subordinado, estableciendo una alianza matrimonial según la cual los hijos de dicha unión serían candidatos firmes a ocupar el trono del altepetl originario de su madre, y así continuar con el ciclo estamental.
1.2.6 EL CONTEXTO DE LA TRIPLE ALIANZA
En la Tenochtitlan dominada por los tepanecas, al tlatoani fundador del tlatocayotl Acamapichtli, fue sucedió por su hijo Huitzilihuitl y quien fuera a su vez hijo de la princesa tepaneca, Chilmalpopoca. Al recibir Huitzilihuitl el cargo de tlatoani recibe como esposa a una hija del tlatoani Tezozomoc de Azcapotzalco, contrayendo una alianza subordinante a la capital tepaneca, que implicaba que el hijo de tal unión sería el favorecido en la elección sucesora.
La Guerra Tepaneca desatada en 1428 significó la destrucción del Imperio Tepaneca y su refundación en forma de imperio tripartito, esta vez relegando a los tepanecas a un papel secundario y haciendo recaer sobre los mexicas tenochcas la principal autoridad, lo que convertirá a Tenochtitlan en capital del nuevo imperio. Los vencedores fundarán el Imperio llamado de la Triple Alianza, al estar compuesto por la coalición de los mexicas de Tenochtitlan, los acolhuas de Tetzcoco y los tepanecas de Tlacopan. La denominación de Imperio Mexica o Imperio Tenochca, se le debe al primero de los grupos anteriores, aunque uno de los principios organizativos que caracterizaron dicho imperio desde su fundación es precisamente su estructura tripartita[12]
Puede hablarse entonces de un gran reino dependiente de cada una de las tres capitales, cuya unión conformaría el núcleo del imperio. Según las alianzas matrimoniales y la influencia del centro dominante sobre la sucesión dinástica de los lugares subordinados, cada capital tendría bajo su dominio un amplio número de tlatocayotl menores.
Las provincias tributarias generalmente se caracterizaron por su posición geográfica en el interior del imperio o la mayor antigüedad de su incorporación al mismo, y por contar con una élite nativa cuyos intereses eran en parte coincidentes con los del centro principal, con el que colaboraron también en provecho propio para mantener, a nivel local, el sistema de dominación imperial a cambio de cierta autonomía interna y de mantenerse en su cargo. La importancia económica de las provincias tributarias no reside sólo en el aporte de variados productos, con gran significado para el centro dominante, sino también por ser imprescindible para el mantenimiento de la metrópolis imperial, además de que garantizaba el normal funcionamiento de las redes comerciales controladas y promovidas desde la propia autoridad del imperio.
El establecimiento de emporios en tierras lejanas para el intercambio comercial por mercaderes a larga distancia fue una práctica frecuente entre los estados preindustriales, y quizá fue uno de los orígenes del surgimiento del estado. Con el desarrollo de unidades políticas de nivel estatal, dicha práctica habría quedado bajo la autoridad del estado, que ejercía además una demanda importante tanto de artesanos como de materias primas de lejana procedencia. Así se explica el conocido caso de los barrios de extranjeros en la metrópolis clásica de Teotihuacán.
Finalmente, la política de entreveramiento territorial de grupos de población fue algo generalizado en la historia azteca. Como un aspecto más de la característica segmentación del sistema, se aplicó el entreveramiento eficazmente con la finalidad de dar estabilidad a la dominación política del territorio por parte de unidades políticas multiétnicas. Sin embargo, por las mismas razones, en momentos de crisis tal disposición territorial podía llegar a ser contraproducente, por ser campo propicio para las luchas entre los estados.
1.2.7 CONCLUSIONES
Hasta aquí se trató de exponer elementos configuradores de la sociedad mexica y del mundo mesoamericano en su período posclásico tardío, justo antes de la llegada de los españoles en 1519 y la derrota de México Tenoctitlán en 1521. Sin embargo, consideramos como puntos primordiales para estas conclusiones los siguientes:
- la constante presencia de movimientos migratorios, consolidación y caída de centros urbanos y múltiples relaciones interétnicas en el contexto mesoamericano, particularmente en el período clásico y posclásico, en donde los mexicas representan una síntesis histórico-cultural compleja, atendiendo a su origen mítico tolteca-chichimeca, fundado en sus nexos con la ciudad de Tula y con su peregrinación errática desde Aztlán hasta su asentamiento definitivo en el Valle de México en 1325.
- la evolución del pueblo mexica y su historia sobrepasa los límites que un trabajo como este puede abarcar, pero quedamos satisfechos con la exposición aquí lograda, en tanto nos permitió localizar elementos del sistema social y político, siguiendo las transformaciones implicadas en la transición del período clásico a posclásico, y al interior del segundo entre el temprano, representado por el auge de Tula, y el tardío representado por el auge azteca.
- la diferencia social en la sociedad estamental entre la clase dominante y la clase dominada, como un principio de regulación social, política y económica, en donde se mantienen relaciones de sujeción históricamente definidas, en este caso, el trabajo de los macehuillis y la producción de cada uno de los calpullis, con el beneficio para los pipiltin y los linajes de tlatoanis.
- la Triple Alianza representó el inicio de la dominación mexica después de una serie de derrotas militares y sujeciones a otros grupos, como el caso de Azcapotzalco y Culhuacan, significando el último período de consolidación territorial y política de una cultura prehispánica en el territorio de Mesoamérica.
- quedamos convencidos de la importante relación existente, en el caso mexica, entre comercio, economía, política y militarismo, como factores que configuraron la acción expansionista y determinaron el régimen tributario de los pueblos sujetos a la Triple Alianza. Estas relaciones quedaron evidenciadas en el funcionamiento interno de la sociedad mexica, en los vínculos dinásticos al exterior de la misma, en su organización militar -apoyada desde el calpulli con el tepochcalli- y productiva, pero también en las expresiones religiosas como el culto a Huitzilopochtli o a Quetzalcoatl (Figura 4).
BIBLIOGRAFÍA
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http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn04/048.pdf
[1] Escalante Gonzalbo, Pablo “México antiguo” en Nueva historia mínima de México. Universidad Veracruzana. México. 2010. p. 48.
[2] Wolf, Eric. Pueblos y culturas de Mesoamérica. Era. México. 1973. pp. 110-111.
[3] Escalante Gonzalbo, op.cit. pp. 48-49.
[4] Wolf, E. op.cit. p.111.
[5] Krickeberg, Walter. “III. Los pueblos civilizados. 1. El área cultural mexicana.” en Etnología de América. Fondo de Cultura Económica. México. 1974.p. 266.
[6] Monjaras-Ruiz, Jesús. La nobleza mexica. Edicol. Méxio. 1980.p 65.
[7] Monjaras-Ruiz, Jesús. La nobleza mexica. Edicol. México. 1980. p. 63.
[8] Monjaras-Ruiz, Jesús. op.cit. p. 71.
[9] Krickeberg, W. op.cit. p. 284.
[10] Monjaras- Ruiz, Jesus. La nobleza mexica. Editorial Edicol. México. 1980. pp-93- 167.
[11] Zantwijk, Rudolf Van. Principios organizadores de los mexicas, una introducción al estudio del sistema interno del régimen azteca.
[12] Wolf Eric. Pueblos y Culturas de Mesoamérica. Era. México. 1979 .pp. 100- 137.