Rómulo Pardo Urías
La reflexión siguiente fue parte de los productos de evaluación de la Experiencia Educativa Historia Política y Económica impartida por la catedrática Rocío Ochoa García.
4.2.1 INTRODUCCIÓN
En el presenete trabajo se buscará hilar elementos en torno a la idea de nación y de nacionalismo a partir de una serie de notas periódisticas obtenidas entre febrero y abril del presente año. Cabe mencionarse que con la caída del muro de Berlín en 1994 inicia una temporalidad de predominio capitalista y democrático, pese a situaciones de conflicto y formación de nuevas naciones, como Bosnia y Croacia. Indudablemente el advenimiento de la globalización, en tanto sistema económico -trasnacional-, cultural -con el uso de Internet- y social -en términos de la sociedad de masas-, implicó, en principio, un impacto a los sistemas políticos mundiales. En el tránsito al siglo XXI el hecho de la caída de las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001 consigue desmantelar el espejismo de la globalización como un tiempo de prosperidad para dar paso al terrorismo oficial -que desde muchas trincheras ha sido una herramienta política de reinvidicación nacionalista como en el caso de ETA, Al Kaeda o incluso la guerrilla peruana Sendero luminoso en la década de los años 80’s del siglo XX-.
Igualmente la aparición de una izquierda latinoamericana entre el 2001 y el 2007, encabezada por los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela, Lula en Brasil, Evo Morales en Bolivia y el nuevo régimen cubano posterior a Fidel Castro, invitan a pensar en una latinoamerica opuesta al proyecto neoliberal, aunque sea solo en apariencia, pero que ciertamente orientan sus esfuerzos a la reinterpretración tanto del bloque político de izquierda como de la idea de nación -contrario a los ejemplos del siglo XX en dónde la intervención de Estados Unidos fue descisiva, como en el caso de la dictadura en Chile a partir de 1973-.
De entrada buscaré esbozar una definición de nación y de nacionalismo para conseguir tener un andamio desde el cual analizar los eventos de las notas. La recopilación fue semanal aunque en en ocasiones se rompió la continuidad. Principalmente busqué la diversidad temática de lo cual resultó el hecho de que las notas provienen de eventos en Africa -a partir de lo que se ha llamado la primavera árabe-, de europa -con la independencia de Escocia del Reino Unido- y de la situación, revivida, de la disputa por las islas Malvinas -entre Argentina e Inglaterra-.
Una vez establecidos los lineamientos de análisis realizaré la interpretación de las notas periodísticas, en donde prevalece el eje político en tanto factor común.
Finalmente habré de dar mis conclusiones, que se perfilan hacia el hecho de las dificultades que existen actualmente para realizar un análisis en el terreno de las transformaciones del concepto de nación.
4.2.2 UNA IDEA DE NACIÓN Y DE SUS EXPRESIONES
La idea de nación habrá de abarcar elementos distintos -económicos,políticos, gubernamentales, culturales, históricos- que demarcan una identidad y ofrecen una urdimbre en la que se tejen la identidad, el carácter de un pueblo, la soberanía y la noción de patria. En este sentido el nacionalismo implicará una realización política y práctica de un pueblo que comparte una identidad, un territorio y una historia.
Los orígenes del nacionalismo y de la idea de nación se remontan, como nos dice Hans Kohn[1], a la revolución puritana inglesa del siglo XVII. Trazando una línea de seguimiento al liberalismo inglés, la ilustración en Francia durante el siglo XVIII habrá de recuperar esta tradición para incorporarla al racionalismo y al pensamiento ilustrado. Otra vertiente de nacionalismo que rescata esta tradición inglesa es la que proviene de norteamérica. Así, 1775 y 1789 serán los marcadores iniciales de los movimientos nacionalistas, primero en las trece colonias y luego en Francia, con lo que se abrirá un nuevo tiempo que rompe con las ideas monárquicas absolutistas, en donde el privilegio de la nobleza y el clero pasan a manos de la burguesía.
En otro sentido, siguiendo algunas ideas de Manuel Pastor, la nación podrá constituirse en tanto forma político-organizativa y en tanto entidad cultural que permite identificar a un pueblo. La primera se inscribe en el plano gubernamental, administrativo y territorial, mientras que la segunda estará dada por expresiones como la lengua, el arte y el espíritu nacional. Para Pastor será a partir de “procesos como la urbanización, el impacto de una nueva educación de masas, las sacudidas generales por intensos movimientos migratorios,”[2] que la nación cultural encuentre formas en donde se expresa como fenómeno.
Un último autor como Gilberto Giménez puede aportar elementos importantes para el análisis del concepto de nación y de nacionalismo. Para él puede haber distintos modelos explicativos del fenómeno: 1) desde un punto de vista familiar -en donde la nación se compone de una fraternidad mítica, en donde la identidad se prefigura como componente parental, como relaciones sociales desde el eje de lo materno y de lo paterno-; 2) desde un punto de vista étnico -en donde la nación se presenta como una amalgama de grupos étnicos en donde predomina uno que es el que da la pauta para el sentimiento nacionalista, cuyo principio es el romanticismo alemán-; 3) desde un punto de vista de la comunidad religiosa -a partir del cual, desde creencias y mitos, la unidad se suscita desde la noción teomórfica de nación y de la idea de comunidad fraternal en donde se comparte un carácter místico, universalista y totalizador-.[3]
4.2.3 ACERCAMIENTO A LAS NOTAS PERIODÍSTICAS
Los eventos descritos por las notas periodísticas que he recopilado apuntan a fenómenos políticos diversos: la pluralidad democrática -en el caso de los comicios legislativos en Irán-, la independencia -en el caso de Escocia de Reino Unido-, la disputa por un territorio -en el caso de las islas Malvinas entre Gran Bretaña y Argentina-, la presencia de revuletas populares contra un régimen político -en el caso de Siria y la primavera árabe- y finalmente un golpe de estado -en el caso de los acontecimientos en Malí. Evidentemente de lo que conseguí más información es de la situación que se vive en África. Pero la constante en las notas son las tensiones, las disputas por el poder y la hegemonía de un grupo sobre otro, de una nación sobre otra. Al respecto cabe mencionar el hecho de que no es posible disociar economía de política. Ejemplo de ello es la amenaza del gobierno de los Estados Unidos de retirar 70 millones de dólares en apoyo militar y económico al gobierno de Malí después del golpe de Estado el día 22 de marzo.
Mientras tanto la problemática con las islas Malvinas, cuya ocupación se remonta a 1933 y que fueran testigos de un guerra en 1982, abre la interrogante del colonialismo en Sudamérica, argumento central de la Unión de Naciones Sudamericanas y de Argentina para que Gran Bretaña ceda la soberanía al país de América del Sur.
Igualmente es posible comprobar que en Irán se consiguió establecer un obstáculo importante al presidente a partir de las elecciones legislativas que dieron por resultado la mayoría de escaños para el partido conservador, opositor del régimen presidencial de Ajmanideyad, poniéndose en peligro su mandato. Evidentemente estamos frente a un evento nacional, desde la perspectiva de Pastor y de Kohn, en tanto se efectúa un ejercicio electoral y se establece una oposición legislativa a un presidente, en el contexto de una contienda electoral presidencial prevista para el año entrante.
Finalmente tanto la cuestión de la indepedencia de Escocia como la guerra en Siria implican una reflexión del nacionalismo y de la soberanía nacional pero desde dos escenarios distintos. El primero de estos acontecimientos se enmarca en una ruptura civilizada, gradual, gestionada desde un gobierno que busca la autonomía por la vía pacífica. Así, el primer Ministro de Inglaterra, David Cameron, hizo una solicitud para que Escocia no realicé un plebicisto independentista, pues forma parte del Reino Unido desde 1707. En contraste, Siria vive una recrudecida guerra con el fin de derrocar al partido Baaz, monopolizador del poder político en el país desde hace 40 años. Desde esta perspectiva se realizan una serie de reuniones internacionales para lograr determinar si habrá intervención extranjera o no. Dado este panorama, la situación en Siria revela conflictos llevados al extremo revolucionario, al movimiento armado, con un fin de reintegrar un gobierno democrático -en tanto sea un gobierno del pueblo- y desde la trinchera de los movimientos inspiradores enmarcados en la primavera árabe del año pasado en donde fueron derrocados los dictadores de Egipto y de Libia.
De esta manera los eventos que he recopilado en las notas muestran múltiples tensiones en la esfera del poder, entendiendo que el poder se refiera a algo especificamente humano, donde una persona o un grupo ejerce un control sobre otra persona o grupo. Igualmente el poder es una relación, de ahí que las tensiones evidenciadas en las notas se inscriban en hechos donde existen interesés en pugna que desembocan en distintos ejercicios del poder: ya sea electoral (Irán), armado (Siria o las Malvinas en 1982), ya sea pacífico y gestionado bilateralmente (independencia de Escocia) o impositivo (el golpe de estado de Malí).
Pero además de tratarse de fenómenos políticos, se trata, grosso modo, de eventos que afectan a un territorio específico -exceptaundo el caso de las Malvinas que es un problema internacional- en donde un sector de la población ha expresado o expresa su voluntad política (electoralmente o armadamente).
En el caso de Malí, estaremos constando la inevitalbe relación entre milicia y poder, entre dictadura y opresión, desde el momento en el que un régimen es derrocada y se impone un orden militar sin considerar al pueblo. Se trata, igualmente, de la imposición que realiza una élite sobre los asuntos gubernamentales.
Igualmente la problemática en Siria revela una intensión política de ruptura, de quebrantar un régimen social, aunque no se trate de militares, que forman parte del régimen, sino del pueblo que busca mejores condiciones de gobierno. Indudablemente el trasfondo económico no puede ser descartado, aunque en las notas no hay alusiones a dicho trasfondo.
Pero tanto la dictadura en Malí como el movimiento en Siria responden a las inquietas manifestaciones políticas y sociales dentro del mundo árabe, suscitados en 2011. En este caso estaríamos frente de una configuración nacional étnica y religiosa, desde la perspectiva que implica la diferencia entre árabes y no árabes, desde donde puede incluirse la nota de Irán como parte de la misma ola de acontecimientos, aunque con distintos grados de relación.
Finalmente el caso de las Malvinas deviene en una reflexión sobre el nacionalismo desde su fórmula opuesta, el colonialismo, en tanto se manifiesta la inquietud de abolirlo en Sudamérica, por un lado, y de reafirmar una soberanía para el archipielago, por otro.
4.2.4 CONCLUSIONES
Las tendencias políticas descritas en estas noticias cobran relevancia en tanto manifestaciones claras de un renovado impulso social, ora civil, ora militar, ora ciudadano, ora partidista, que reinvica aspectos de la soberanía nacional en la que se inscriben dichos acontecimientos. En el caso de lo que acontece en el mundo árabe, que trajera secuelas en diversas partes del mundo, es posible constatar que las tensiones entre las cúpulas dirigentes y la ciudadanía se han convertido en motores de propulsión de demandas sociales más igualitarias o de choques y confrontaciones políticas claras, como en el caso de Irán. Por otra parte, es meritorio el acto soberano impulsado por Argentina de intentar un arreglo pacífico con Gran Bretaña para obtener la soberanía de las Malvinas, especialmente después de la guerra de 1982. Sin duda parece estar transitándose de un momento de apatía social a uno de participación rotunda que deberá ser evaluada más adelante y en función de los acontecimientos. Sin embargo, cabe preguntarse por el papel de la participación en movimientos políticos en el contexto de la crisis global actual.
En ese contexto de crisis, las notas obtenidas demuestran un interesante fenómeno: la trascendencia de los movimientos armados árabes en busca de una occidentalización gubernamental, las disputas heredadas del siglo XX entre potencias coloniales y países en vías de desarrollo, así como la participación electoral en aras de un estado democrático -al menos en apariencia- que orienta el ejercicio del gobierno.
No cabe duda, sin embargo, de que las transformaciones en el terreno político abarcan movimientos y acciones como las de #Yo soy 132 en México, los cyberactivistas Anonymous, las protestas estudiantiles en Chile o España, así como los ocupantes de Wall Street y otra serie de agrupaciones apartidistas, cuyos resultados políticos aún no han sido concretados totalmente ni se conocen sus alcances. Hablar por tanto de que el nacionalismo ha muerto parece ahora resultar una fórmula incongruente, en especial por las evidencias. Sin duda las notas recopiladas muestran el ímpetu de diversos movimientos nacionales -dado que en todos los casos se trata de lograr obtener una identidad, defender una soberanía, conseguir un estado de unidad social, etc.- desde el momento crítico actual, inscrito más bien en la crisis sistémica de la globalización.
Por otra parte las cúpulas políticas y élites hegemónicas no se mentenían estáticas, por lo que la consecuencias parecen remitir a enfrentamientos armados. Sin duda los interesés oligárquicos y los programas ciudadanos parece que no tiene punto de reconciliación ni pueden compaginarse. Todo lo contrario. Cabe pensar, a partir de las evidencias de este trabajo, en que hoy más que nunca la política adquirió un reiterado papel protagónico.
[1] Ver Kohn Hans. El despertar del nacionalismo y la libertad en El nacionalismo, su significado y su historia. Buenos Aires. Paídos. 1966.pp 20-38.
[2] Pastor Manuel, “La nación cultural” en Fundamentos de Ciencia política. España, Mc Graw Hill, 1999. p. 14
[3] Giménez Gilberto. “Apuntes para una teoría de la identidad nacional” en Sociológica. Vol. Año 8, Número 21. Enero-Abril. 1993. pp. 1-13.