ROMULAIZER PARDO ID WEB 2.0 DE RÓMULO PARDO URÍAS

EN VÍAS DE UN PERFIL CIENTÍFICO-HUMANISTA, ARTÍSTICO-CULTURAL
Y LECTOGRAMÁTICO. CIUDADANO MEXICANO GLOBAL 2.0

Rómulo Pardo Urías

Ensayo sobre la perspectiva hermenéutica de Dilthey presentado en uno de los cursos del PNPC del Centro de Estudios de las Tradiciones de El Colegio de Michaocán A.C. 2017-2022.

Interpretación y lectura de textos filosóficos Rómulo Pardo Urías

Dr. Agustín Jacinto Zavala 7 de agosto de 2018

Centro de Estudios de las Tradiciones/El Colegio de Michoacán

Introducción

A continuación se propone una elaboración interpretativa monográfica respecto a la concepción de hermenéutica en el pensamiento de Wilhelm Dilthey. Para ello es crucial la composición de una ecúmene letrada o literaria es decir un territorio donde lo escrito es realización que permite la interpretación y la comprensión en una lógica dialógica entre el autor y su intérprete. De ahí que también cobre relevancia la dimensión histórica, como conjunción social de experiencias, además de la dimensión psicológica, como construcción interior del individuo. Por lo tanto la ecúmene letrada, expresada en el desarrollo de los estudios filológicos desde la antigüedad y hasta el presente de la enunciación del discurso de Dilthey, abarca lo escrito, lo poético, lo histórico, lo filosófico, lo retórico-comunicativo, lo lógico, en una horizontalidad de las Geisteswissenschaften en las cuales subyace la hermenéutica, según los planteamientos de Dilthey, no sólo como método sino como condición existencial del conocimiento, de su interpretación y explicación. De ahí que el esfuerzo a continuación se proponga elaborar lo ecuménico escrito como totalidad del esfuerzo hermenéutico en donde se articula la relación historia-psique, sociedad, construcción, individuo, mediante el lenguaje. La identidad en el círculo hermenéutico entre obra-horizonte/consciencia histórica-realización/existencia cognoscible se fundamenta en lo categoríal, es decir el logos, para colocarse en la intersección entre la acción, ceñida a fines, y la vivencia, unidad mínima de la experiencia del espíritu universal y del subjetivo. Sin ostentar una teleología unívoca sino más bien bajo un modelo conceptual del tiempo que se abre a lo polívoco, a lo sígnico —interior y exterior, unitario y compartido—, Dilthey construye un modelo hermenéutico donde las condicionantes del ser en sí se traducen en el esfuerzo del acto interpretativo y en el momento de la conexión, en un sentido amplio, entre el sujeto y el objeto, pero no desde la fenomenalidad Kantiana, la cual desconocemos, sino desde la dimensionalidad inherente al sujeto que conoce y que en su interrelación con lo otro, el otro sujeto, interpreta y crea así lo objetivo.

De esa forma estableceremos un acercamiento de índole biográfico a partir de algunas noticias sobre Dilthey para apuntar elementos de su construcción como sujeto histórico dentro de la filosofía. Pasaremos una breve revista a algunas anotaciones críticas e intentaremos retomar dos ensayos que apuntalan su perspectiva respecto a la hermenéutica, para transitar, en un último momento, a la posibilidad interpretativa y de valoración de dicho planteamiento, más que un programa un anima mundi textualis, una hondura desde y por intersticios de la ecúmene escrita que también elaboraremos.

Dilthey, retrospectiva biográfica

Según la nota necrológica de la Revue de Métaphysique et de Morale de 19121 Dilthey nació en 1833 en Biebrich, realizando estudios en Heidelberg y Berlín, efectuando una trayectoria docente en Bale, Kiel, Breslau y desde 1882 en Berlín. Fue miembro de la Academia de Ciencias prusiana. Dentro de las obras recogidas por la nota aparecen las siguientes: Das Leben Schleiermachers (1860-1863), Einleitung in die Geisteswissenschaften (1883), Das Schaffen des Dichters, Bausteine zu einer Poetik (1887), Das Erlebnis und die Dichtung (1905), entre las mencionadas. En esa medida la nota enfatiza: “Le mérite de Dilthey a été surtout d’avoir défendu avec le plus grande énergie l’autonomie de la vie de l’esprit ou de ce qu’il appelait Geisteswissenschaften, dans un temps oú les tendances naturalistes étaient prédominantes en Allemagne. Tout en étant un adversaire de la métaphysique intellectualiste, Dilthey considérait la conscience métaphysique de la personnalité comme quelque chose d’éternel”.2

Como comenta Antonio Gómez Ramos3 “estudió teología, pero su verdadero interés se dirigía a los estudios históricos, a la filología y, sobre todo, a la filosofía, desde que, según confiesa, leyera impresionado a loas dieciséis años la Lógica de Kant”.4 Se inscribe en el amplio movimiento de las humanidades alemanas, donde se ubican a autores y pensadores como Ranke, Ritter y Mommsen, dentro de la disciplina histórica, Boeckh y Grimm en la filología, y también los impulsores del idealismo alemán a partir de Kant, Fichte, Hegel, y varios románticos o del Sturm und drang: Friedrich Schlegel, Friedriech Schelling, Goethe y Friedrich Schiller, sin omitir a Lessing, Winckelmann y otros clásicos e ilustrados alemanes.

Dilthey desarrolló diversos trabajos respecto a su elaboración central de las Geisteswissenschaften, pero también abordó elaboraciones psicológicas y representacionales, históricas y estructurales, hasta tipos de concepción del mundo como sistemas metafísicos. “Desde su poderosa cátedra de Berlín estimula los estudios sobre los inicios hegelianos […] pone en marcha la edición de las obras completas de Leibniz y de la Akademieausgabe de Kant”.5 Muere en 1911, en un viaje por el Tirol, habiendo conocido las Investigaciones lógicas de Husserl y mantenido correspondencia con él desde 1900. Para Heidegger se trató de un filósofo que reúne, desde la historia y la literatura, un psicologismo y relativismo vitalista, aunque desde Gadamer, se considera que su hermenéutica es una de tipo tradicional y no fenomenológica.

Anotaciones críticas sobre el pensamiento diltheyiano: Geisteswissenschaften, consciencia histórica, psicologismo

Recordando el apunte realizado por George A. Morgan6 la visión interior del mundo de la religión histórica y el criticismo psicológico de la filosofía dotan al espíritu poético y religioso de relaciones con los sistemas abstractos de la vida que expresan, creando dos terrenos de estudio “From these two plans grew Dilthey’s historical and biographical researches and his comparative psychological study of poetry and types of philosophy”.7 Para Bonno Tapper8 la influencia de Dilthey en el pensamiento decimonónico fue escasa y el conocimiento de su obra reducido, especialmente respecto a su planteamiento de las Geisteswissenschaften, su análisis historicista y su “More definite […] influence of Dilthey in the science of literature”. Tapper, frente a autores y obras deudoras o influenciadas por Dilthey y su pensamiento hacia la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos, argumenta: “To Dilthey the first requirement for any real and productive critique was the mastery of large masses of knowledge in different fields”.9 Dilthey se esforzó por escribir una historia de los movimientos literarios y filosóficos comenta Tapper. Dilthey distingue, según anotó el comentarista de la Universidad de Iowa, entre begreifen (comprehender) y verstehen (comprender), siendo ambos mecanismos instancias presentes en las Geisteswissenschaften, cuyo fín es la comprensión. “The analysis of verstehen is for Dilthey the main epistemological problem of Geisteswissenschaften […] The interpretation of literary documents must form the center of the art of understanding. The science which devotes itself to interpretation of literary documents is the science of hermeneutics”.10 Las Geisteswissenschaften comprenden “on the one hand history in all its branches, on the other the systematic sciences of man and society: philology, politics, economics, jurisprudence, aesthetics, psychology, pedagogy, etc.”.11

En Dilthey hay una necesidad de comprensión desde la consciencia interior en donde puede articularse el sentido de la Strukturzusammenhang (unidad orgánica de experiencia coherente), cuya experienciabilidad, subjetiva, individual, interior, es aprehensible, re-vivible y re-comprensible (nacherlebendes verstehen) en la objetividad interpersonal del espíritu universal. Y en el proceso de producción, de percepción y consciencia interior, se suscita el proceso de la verstehen, “in which we recognize concretes symbols given from without something inward, something physic […] to understand the author of any literary document we must know how he produced it”.12 Ingresa así la cultura, como argamasa, como material que unifica, que solidifica, las experiencias individuales, que agrupa y reagrupa a los sujetos, a los individuos, respecto a un fin ulterior o respecto a lazos específicos como los familiares, los comunitarios, los nacionales, siempre desde la mediación del lenguaje. Esto hace posible que exista una psychischer Strukturzusammenhang en donde es re-vivible, re-experienciable, la cultura, el sujeto particular y/o el sujeto histórico.

Dice Morgan sobre las ciencias del espíritu que se basan en el dualismo metafísico de la Natur y el Geist donde “Dilthey hoped, would the sciences of Geist, epistemologically justified and conscious of unity in aim, give the support to a more spiritual philosophy of life”.13 Dilthey retoma del romanticismo la Weltangchauung (concepción del mundo), en una controversia suscitada por el materialismo estético donde se viviía una “renunciation of any divinity trascending time and of any life beyond the one we know”14 mientras que lo que queda para Dilthey es la vida, el tiempo de la historia humana, la búsqueda del espíritu humano y sus obras. Gracias a los poetas y pensadores románticos Dilthey puede “perceive divinity as immanent in the earthly life of man”15 inscribiendo su reflexión en el campo de la experiencia. Así, de Schleiermacher retoma, según traduzco a Morgan, “la inmanencia de lo infinito en lo finito”.16 De Hegel retoma die geistige Welt (el mundo espiritual) para trazar la totalidad de la historia humana y recopilarla, según vuelvo a traducir, en un único cosmos espiritual que abarca las costumbres, los idiomas, las religiones, los estados y las leyes en un conjunto ordenado como totalidad. En Dilthey el espíritu no es absoluto como en Hegel, sino que representa nuestra propia naturaleza humana, lo que en palabras de Morgan hace del filósofo alemán del ochocientos un historiador y un psicólogo anti-metafísico. En un principio se trató de un neo-kantiano, pasa después a ser anti-kantiano, aunque perduran de las posturas de Kant ciertos sedimentos: “the problema of objectivity and universality, the limitation of knowledge to the experienceable, and the departure from data of consciousness as a basis”.17

En su crítica a la psicología experimental, Dilthey advierte, según Roura Parella18 que “la psicología que descompone el alma en partes elementales —sensaciones, sentimientos— y la construye luego como si se tratara de un mosaico o de un dominio […] no es adecuado a la realidad”.19 Así, es un error emplear los métodos de las Naturwissenschaften (ciencias de la naturaleza) a la realidad psíquica. El mundo psíquico, indica Roura, no es causal ni sumativo, de donde “Dilthey acentúa el carácter conexo de la vida del alma, rechaza la explicación y la hipótesis y proclama el comprender como método único de la psicología”.20

La crítica filosófica de la primera mitad del siglo XX valora los esfuerzos de Dilthey por construir y ensamblar una teoría del conocimiento no trascendental, donde el geist es infinito pero histórico y temporal, donde la literatura, lo escrito, desvela el ser y su capacidad comprensiva. El círculo hermenéutico, entonces, inserta a Dilthey en una modernidad heredera del romanticismo y del idealismo alemán, donde la consciencia del ser individual, desde su interioridad, y la potencia de la consciencia colectiva, la objetividad de la exteriorización perceptual de una totalidad de sujetos otros, de otredades, ahonda en la amalgamación de la vivencialidad, la experienciabilidad del mundo humano en el espíritu universal y del espíritu otro en el propio. De ahí hasta la hermenéutica la amplitud de los horizontes de sentido más que profusa es sólida pero polívoca.

Dos ensayos sobre hermenéutica

Retomo dos trabajos de Dilthey, editados en el año 2000, como parte de sus planteamientos respecto a la hermenéutica, su funcionamiento, rasgos y características. En esa medida el primero de ellos El surgimiento de la hermenéutica21indaga reflexivamente respecto al método de esta ciencia. La hermenéutica es posible gracias al esfuerzo de la filología desde la antigüedad clásica, donde Homero es visto como un traductor, donde Platón consigue mostrar la infinitud del tiempo, donde Aristóteles, con su Política y con su Retórica y Poética, ensamblan las piezas fundadas en el lenguaje: la poesía, la filosofía, la escritura. Hay entonces todo un territorio escrito, una ecúmene literaria diría yo, donde lo textual cobra vigencia como acto productivo, como poiesis humana. No es entonces en balde que en su teleología Dilthey enarbole el momento de la teología cristiana de los Padres de la Iglesia, herederos de la escuela de Pérgamo y Alejandría, de su filología, de su rectificación, de su traducción textual, de su oficio correctivo. Pero San Agustín o San Isidoro o San Anselmo agregan al trabajo de escrutinio de las escrituras, de su verificación y constatación, el fin último, el telos de la gracia de Dios, de la ciudad de Dios y la ciudad mundanal, donde lo divino, lo religioso, es inserción del montaje ecuménico letrado, su finalidad, como salvación y como bondad, como posibilidad de comprensión de lo humano en su otredad divinal. Si Aristóteles decía que había ciudad porque había ciudadanos, el telos cristiano acumula los instantes metódicos de la crítica textual antigua, del helenismo, para vivificar, para recolocar, para dignificar y verificar la palabra de Dios.

Pero en el decurso del medioevo y hasta la reforma protestante la filología no ha tenido métodos tan fiables. Sin embargo, con Lutero y con la nueva exégesis bíblica se puede alcanzar un distinto fin, un telos nuevo, re-dispuesto, vuelto crítica. Y hasta el momento del racionalismo, sigue Dilthey en su exposición, hasta el idealismo kantiano, ¿hay acaso un horizonte, una potencialidad de la hermenéutica como comprensión textual? No es tan solo la dialógica estructuración de lo escrito, que atraviesa los tiempos, no es otro cosa que el afán de comprender otra subjetividad, como Schleiermacher lo hizo con Platón, como Dilthey lo hizo con Schleiermacher, de lo que se sigue que la interpretación parte de una mínima preceptiva no fijada de otra forma más que con la experiencia. De ahí que la hermenéutica se finque en la tradición filológica, de lo escrito, pero entreverada siempre con el toque de la filosofía, de la historia, de la poesía, de la teología y la religión. Así, el volver-se y volver a ser, el re-vivir, re-conocer, es una instrumentación de la comprensión, del colocarse en una objetividad —subjetivista— que no es metafísica, atemporal ni finita. De ahí entonces que el valor del tiempo —social, histórico, individual— no esté dado en función de las causalidades de las Naturwissenschaften o de una corporeidad deítica, animista, materialista o ilustrada, sino que en su telos religioso, en su dinividad inmanente, el mundo y su representación son aprehensibles, cognoscibles, traducibles, interpretables.
Entonces, Dilthey advierte, frente a necesidades psicológico-históricas nuevas, en los albores del siglo XIX, que

se aplican conceptos totalmente nuevos para comprender una producción literaria. Tenemos aquí nada menos que una facultad que opera de modo unitario y creativo, la cual, inconsciente de su operar y formar, recoge y perfecciona las primeras incitaciones para una obra. Concebir y formar autónomamente son dos cosas inseparables en ella […] El comprender y la interpretación están así siempre activos y despiertos en la vida misma, alcanzan su cumplimiento en la interpretación técnica de obras de poderosa vitalidad, y de la interconexión de las mismas en el espíritu de sus autores [generando] este gran envite de una hermenéutica universal.22

Así, no hay hermenéutica sin escritura, no hay comprensión sin lenguaje, no hay espíritu sin individuo, no hay objetividad sin subjetividad, no hay más que inducciones, apreciaciones y acercamientos a las particularidades en su potencia consciente, finita e infinita al mismo tiempo. La hermenéutica se alza, en esa medida, como disciplina de lo comprensivo, de lo interpretativo, del poner en sí una otredad desde una subjetividad enraizada en diálogo entre un horizonte distante —en el tiempo, en el espacio social, en la historia, en la existencia y la experiencia— y un horizonte cercano. De ello se desprende que sea el intérprete el que deba recomponer, re-originar, el sentido de la obra del autor. Es entonces el otro que re-vivifica una experiencia, y en su re-vivificar esa experiencia alcanza la objetividad, el que funge como el hermeneuta, el intérprete, que explica, comprensiblemente, a otro que no le es más disímbolo, ajeno, indiferente.

En el segundo ensayo Esbozos para una crítica de la razón histórica23Dilthey plasma una de sus inquietudes principales respecto al proceso del círculo hermenéutico y de su filosofía vitalista: la unidad experiencial humana es la vivencia, seguida de la acción y de los conceptos, del logos. Se perfila así la narratividad de la historia y su potenciación consciente siempre que en la experiencia, en la vivencia, el espíritu se realiza y en su conocer-se y re-conocer-se este incursiona en su esencia. Es en el comprender, en su volver a, en su re-colocar y re-vivir, que el sujeto, mediante un otro sujeto, conoce y así explica, interpreta. De ahí que la historia no sea una movimiento de linealidad sino de configuración, de estructura, es decir, de un ensamble entre quien vive un presente y se distancia de él hacia un futuro que se vuelve pasado, y de otro que fue presente y es pasado pero se convierte, como proyecto de exégesis profunda, en un futuro de enunciación, del decir, del hacer verbal.

El género primigenio de esta realización, de esta configuración estructural —y estructurante— es la autobiografía, más que el diario. En la autobiografía queda patente el hecho del pasado, de lo vivido, de lo experimentado, no como posibilidad de un futuro sino como completud, como ser en sí y para sí, como estar en sí, mediante el lenguaje, en el mundo. Dilthey es muy contrastivo en este ensayo inconcluso, respecto a que diciente de los postulados positivistas, que la crítica le reconoce, para adentrarse en un terreno abismado, infinitamente posible en su finitud. Conquista en su explicación la lógica que subyace al emblema comunicativo, que en la autobiografía se consagra como corolario de una re-viviscencia, como una re-puesta en escena, de lo vivenciado. No es entonces la lógica de la causa, positiva y dentro de las fuerzas metafísicas naturales, no es entonces la materialidad y la reificación cuantitativa lo que predomina en las Geisteswissenschaften, mucho menos en la hermenéutica. El espíritu es eterno e infinito en su proporción individual, en su concreción de obra y de autor, porque en el producir, en el crear, hay la realización de un ser en un estado de cosas, en unas condiciones históricas, que le explican, le contraponen a sí mismo, le adjudican un significado en el espíritu universal, para abrirse en el puente comunicativo con el otro que le indaga, le interpreta, le conoce mejor que si mismo, le comprende.

De ello se desprende que el telos de la comprensión no restrinja su andar ni su antimecanicidad, sino que se elabora como técnica, como Kunst, como re-volver, imprecativamente pero aporéticamente —por la bondad, por el bien, por la vida— el ser, el sujeto, y su otro, cognoscible, explicable, comprensible.

Remate

La comprensividad hermenéutica se extiende, realiza y concreta en la ecúmene escrita, en el lenguaje. No es extraño entonces que Dilthey enarbole el estudio de la literatura, especialmente de la poesía, para dotar de fisonomía sus planteamientos filosóficos. Pero también es la existencialidad, la capacidad del existente en un horizonte histórico cognoscible, la que permite el distanciamiento, transcurrir del tiempo mediante, entre un sujeto y otro sujeto. La vivencia entonces de la interpretación es también el poder colocarse en el lugar del otro con mejores perspectivas. Se trata por tanto de la comprensión como acto empático o de compenetración, pero sin la distinción contractualista, es decir, sin una reificación de un ser y un otro ser. No es simple, por tanto, la horizontalidad hermenéutica ni tampoco puede creerse simple el acto comprensivo.

Con el modelo hermenéutico de Dilthey se asoma ya una sensibilidad profunda, desde la supremacía antropológica de lo interpretativo, del hacer y el experimentar la vida humanamente. Por consiguiente el profundo camino que abre con su elaboración de las Geisteswissenschaften no es menor, sino que permea su comprensión, su proyecto intelectual y filosófico, su sensibilidad. De ahí que el sujeto en Dilthey no sea una unidad esencializada o reificada, sino una realización, una categoría pragmática, semántica y óntica.

La revisión de algunos artículos de crítica filosófica sobre Dilthey de la primera mitad del siglo XX no dejan lugar a dudas. El conocimiento de su obra ha sido particularmente importante póstumamente. Pero en su adentramiento al abismado terreno de lo interpretativo Dilthey asombra por su extemporaneidad intelectual, por su no-ser en su ser académico, es decir, por su negación metafísica, por su defensa rebelde de la particularidad humana, por su constructivismo lógico —y filosófico lingüístico— del Geist y sus modalidades.

De esa forma la propuesta científica de la hermenéutica en Dilthey bebe de un fuerte componente tradicionalista en el orbe del pensar, el leer y el traducir europeo, en su transhistoriedad finita, no en su composición de eternidad diacronizada ni en su configuración estructural de eventualidades aisladas. Toda la experiencia humana está interconectada, entrelazada, amalgamada. Dicha amalgamidad, esa madeja de entrecruzamientos potenciales, realizados y descifrados —comprendidos, explicados e interpretados— son como la materia misma de los hechos históricos, sociales e individuales, temporales, pero también internos —y por ello psicológicos— y externos —colectivos o transindividuales—.

Bibliografía

Dilthey, Wilhelm, “Die Entstehung der Hermeneutik/El surgimiento de la hermenéutica”, en Dos escritos sobre hermenéutica: El surgimiento de la hermenéutica y los Esbozos para una crítica de la razón histórica. Ediciones Istmo, Madrid, 1a ed., 2000, pp. 20–107.

______, “Entwürfe zur Kritik der historischen Vernunft Erster Teil: Erleben, Ausdruck und Verstehen/ Esbozos para una crítica de la razón histórica. Primera parte: vivencia, expresión, comprender”, en Dos escritos sobre hermenéutica: El surgimiento de la hermenéutica y los Esbozos para una crítica de la razón histórica. Ediciones Istmo, Madrid, 1a ed., 2000, pp. 108–209.

Gómez Ramos, Antonio, “Prólogo”, en Dos escritos sobre hermenéutica: El surgimiento de la hermenéutica y los Esbozos para una crítica de la razón histórica. Ediciones Istmo, Madrid, 1a ed., 2000, pp. 7–19.

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Tapper, Bonno, “Dilthey’s Methodology of the Geisteswissenschaften”. The Philosophical Review, 4, 34 (1925), pp. 333–349 [En línea]: https://www.jstor.org/stable/2179376.

“Wilhelm Dilthey (1833-1911)”. Revue de Métaphysique et Morale, 2, 20 (1912), p. 1 [En línea]: https://www.jstor.org/stable/40894602.

1 “Wilhelm Dilthey (1833-1911)”. Revue de Métaphysique et Morale, 2, 20 (1912), p. 1 [En línea]: https://www.jstor.org/stable/40894602. Consultado: 05-08-2018

2 Ibid.

3 Antonio Gómez Ramos, “Prólogo”, en Dos escritos sobre hermenéutica: El surgimiento de la hermenéutica y los Esbozos para una crítica de la razón histórica. Ediciones Istmo, Madrid, 1a ed., 2000, pp. 7–19.

4 Ibid., p. 8.

5 Ibid., p. 10.

6 George A. Morgan, “Wilhelm Dilthey”. The Philosophical Review, 4, 42 (1933), pp. 351–380 [En línea]: https://www.jstor.org/stable/2179905. Consultado: 05-08-2018

7 Ibid., p. 355.

8 Bonno Tapper, “Dilthey’s Methodology of the Geisteswissenschaften”. The Philosophical Review, 4, 34 (1925), pp. 333–349 [En línea]: https://www.jstor.org/stable/2179376. Consultado: 05-08-2018

9 Ibid., p. 334.

10 Ibid., p. 347.

11 G. A. Morgan, op cit., p. 356.

12 B. Tapper, op cit., p. 347.

13 G. A. Morgan, op cit., p. 356.

14 Ibid., p. 347.

15 Ibid.

16 La traducción es mía ibid., p. 358.

17 Ibid., p. 362.

18 Juan Roura Parella, “Fundamentación de las Ciencias del Espíritu en Dilthey”. Revista Mexicana de Sociología, 1, 8 (1946), pp. 37–57 [En línea]: https://www.jstor.org/stable/3537362. Consultado: 05-08-2018

19 Ibid., p. 41.

20 Ibid., p. 42.

21 Wilhelm Dilthey, “Die Entstehung der Hermeneutik/El surgimiento de la hermenéutica”, en Dos escritos sobre hermenéutica: El surgimiento de la hermenéutica y los Esbozos para una crítica de la razón histórica. Ediciones Istmo, Madrid, 1a ed., 2000, pp. 20–107.

22 Ibid., p. 63.

23 Wilhelm Dilthey, “Entwürfe zur Kritik der historischen Vernunft. Erster Teil: Erleben, Ausdruck und Verstehen/ Esbozos para una crítica de la razón histórica. Primera parte: vivencia, expresión, comprender”, en Dos escritos sobre hermenéutica: El surgimiento de la hermenéutica y los Esbozos para una crítica de la razón histórica. Ediciones Istmo, Madrid, 1a ed., 2000, pp. 108–209.

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